martes, 30 de agosto de 2016

Mi compadre Manuel

El primo Manuel es todo un personaje dentro de mi familia, yo le debo una especial estimación y tengo el orgullo de ser su compadre.

Mi compadre Mamuel es padre de 11 hijos, sí amigo blogleyente, no ha leído mal, son 11 como los jugadores de un equipo de fútbol; claro que no todos hombres, pero entre hombres y mujeres completan esa cifra; a veces me digo a mí mismo “tengo que hablar más con mi compadre” pues yo con Elmito me hago muchos problemas y a veces siento que la responsabilidad de ser padre me sobrepasa.

Pero no, no amigo blogleyente, no vaya a llevarse una mala impresión de mi compadre Manuel, ni se le ocurra considerarlo abusivo o irresponsable por el trabajo que representaría para una madre lidiar con semejante descendencia; los once hijos son en cuatro canales diferentes, léase 4 esposas, con las que mantiene una relación muy cordial. Ricardo Badani a su lado es un niño de pecho.

Varios matrimonios vuelven sabio a un hombre, es como vivir varias vidas.  


El primo Manuel es resistido por sus cuñadas, las esposas de sus hermanos, pues lo consideran una mala influencia para sus esposos, pero todos sabemos que un hombre que nunca ha sido una mala influencia para sus amigos fracasó como mejor amigo.

Por estas y otras razones, cada vez que lo veo, además del saludo acostumbrado, siempre aprovecho para dirigirme a los que nos rodean y decir en voz alta “cuando sea grande, voy a ser como él”.



martes, 2 de agosto de 2016

Entrenando para los 50 Km.

Los días 28 y 29 son feriados en el Perú que celebra un año más de su Independencia, los peruanos aprovechamos para realizar un viaje, reunirnos con amigos o simplemente para pasarla en familia.

Debido a que mi suegro está en el hospital, mi esposa fue a visitarlo y me dejó a cargo de Elmito, el 28 la pasamos jugando y en la tarde fuimos a comer hamburguesas, el 29 desde temprano estuvo con ganas de ir al parque y quedamos en que iríamos en la tarde.

Luego de almorzar:

Elmito: ¡Ya papá, vamos al parque!
Elmo: Ya, anda cámbiate de pantalón y ponte las zapatillas.

(al cabo de un rato regresa vestido)

Elmito: ¡Ya vamos papá!
Elmo: ¡Listo vamos! (mientras cogía una casaca para él y un chaleco para mí).

El parque que quería visitar queda a unas 40 cuadras, por lo que al salir de casa para llegar a la avenida principal se encontró con unos niños jugando al fútbol en la calle y se puso a jugar con ellos, el partido de fútbol terminó cuando la madre de los niños los llamó “entren a la casa ya jugaron suficiente”.

Elmito: ¡Ahora si papá, vamos al parque!

Llegamos a la avenida principal e hice el ademán para detener una combi para que nos llevara al parque. La combi se detuvo y esperaba que subiéramos, solo los peruanos sabemos cómo son de porfiadas las combis peruanas, si por el cobrador fuera, te carga y te sube:

Elmo: ¡Vamos Elmito, sube!
Elmito: No papá, vamos caminando.
Elmo: El parque está lejos.
Elmito: Nooo, vamos caminando.

La situación era de postal, yo agarrado del estribo, el chofer de la combi esperando que subiéramos, el cobrador se había bajado y mantenía abierta la puerta, Elmito me jalaba de la mano insistiendo en que vayamos caminando. Le indique a la combi que siguiera su camino.

Y fuimos caminando. En el camino Elmito corrió, saltó, se cayó, se levantó, se tropezó, pedí disculpas por él, se metió a un jardín, miró por una ventana, le ladró un perro, salió corriendo, se hizo el loco, me señaló a una niñas, contamos los autos Volkswagen, etc.

A llegar al parque Elmito me sacó una cuadra de ventaja al correr por llegar cuanto antes, yo ya estaba cansado. En el parque se metió a la cama saltarina y saltó durante los 15 minutos (a los que tiene derecho por el boleto pagado), luego al tobogán gigante por 2 minutos (de los 15 que cubre el otro boleto pagado) y pidió bajarse. El cansancio ya estaba haciendo mella en Elmito.

Se bajó y fuimos, a su solicitud, a comprar agua y popcorn, nos sentamos en una banca, comimos y bebimos, luego me franqueé:

Elmo: Elmito, yo ya me cansé.
Elmito: Vamos a comer hamburguesas.
Elmo: ¿No te cansaste?
Elmito: Si.
Elmo: ¿Vamos a ir a comer hamburguesas?
Elmito: Mejor otro día.
Elmo: ¿Entonces, vamos a la casa?
Elmito: Si papá, vamos a la casa.

Al salir del parque compramos unos chocolates que comimos durante el trayecto y abordamos una combi rumbo a casa. Al llegar a casa le narré los hechos a mi esposa y me reclamó:

Elma: ¿Para qué lo llevas caminando?
Elmo: Él quiso ir caminando.
Elma: Ahora, en la noche no va a dormir tranquilo.
Elmo: ¿Y por qué no va a dormir?
Elma: Porque le va a dar calambres.

Y Elmito se durmió temprano y de corrido como nunca.

P.D. A mí tampoco me dieron calambres, pero si me duelen las rodillas hasta hoy.