jueves, 31 de marzo de 2016

MONÓLOGO 109

Mi esposa es linda, buena e inteligente; 
su único defecto es ser mujer.

martes, 8 de marzo de 2016

No apto para "mujeres empoderadas"

Elma: Ese hombre me estresa.
Elmo: ¿Y yo que hago?
Elma: No entiendes, no lo soporto.
Elmo: Entonces, renuncia a ese trabajo y quédate en casa.
Elma: En primer lugar necesitamos ese ingreso, y segundo lugar, ya lo intentamos todo el año pasado y sabes que en casa me estreso más.
Elmo: ¿Y qué quieres que haga?
Elma: Tienes que hablar con él.
Elmo: ¿Y qué le voy a decir?
Elma: Solo dile que no me estrese.
Elmo: Ya, está bien, consígueme una cita con tu jefe.

Al día siguiente, antes de irme al trabajo, me reunía con el jefe de mi esposa para una charla de “hombre a hombre”, le explique el tratamiento en qué estábamos inmersos mi esposa y yo, las otras técnicas que habíamos probado, las probabilidades de éxito y el costo. Me prometió que haría todo lo posible para evitar estresar a mi esposa y que daría instrucciones a todo el personal para que nadie lo hiciera.
En la noche, de regreso a casa:

Elma: ¿Qué le dijiste a mi jefe?
Elmo: Lo que me pediste, que no te estresara.
Elma: Ahora me siento rara.
Elmo: ¿Por qué?
Elma: Porque hoy mi jefe no me ha pedido nada, ¡nadie me ha pedido nada!
Elmo: Si quieres vuelvo a hablar con él.
Elma: No te hagas el gracioso.

A los dos meses, mi esposa quedó embarazada y su jefe le facilitó una laptop con un módem inalámbrico para que pudiera trabajar desde casa.

Cuando nació Elmito renunció a su trabajo. Ahora el dinero alcanza con las justas pero las satisfacciones son mayores.

P.D. Mi solidaridad con Karen Schwarz ante los ataques de Peluchín que nunca entenderá estas cosas.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Barrio de bravos

Después de la clase final, alumnos y profesor nos fuimos a celebrar en un bar de la céntrica Avenida Sáenz Peña en el Callao.

En el interior de bar, solo una mesa estaba ocupada por un par de parroquianos apurando los últimos sorbos de sus vasos, el resto de mesas lucían ordenadas aunque no necesariamente limpias. Entramos en grupo, pedimos una caja de cervezas y una cocacola para mí. 

Estábamos allí todos celebrando, recordando anécdotas y repasando las frases memorables de los tres años en el CENACAPE, sin perder la oportunidad de lanzarnos bromas este nosotros. 

De pronto, un sujeto entró a la carrera, entre agitado y desesperado, jaló una silla,  se acomodo en nuestra mesa y dijo "ustedes son mis amigos"Detrás del primer sujeto entraron otros tres sujetos, él ultimo en entrar blandía un revólver en la mano izquierda. Los dos sujetos empezaron a jalonear al primer sujeto mientras le reclamaban una "mercaderia", el sujeto jaloneado cogió una de las botellas de la mesa, la rompió contra el piso y se quedo con el pico de la botella con la que amenazó a sus atacantes.

El sujeto del revólver le apuntó a la cabeza al tiempo que le gritaba "quieto conchatumare" logrando que el sujeto dejará el pico de botella y se pusiera de rodillas jurando por su madre que lo habían cerrado con la "merca".

Todo ocurrió en cuestión de segundos y cuando salimos de nuestro anonadamiento, el tipo del revolver nos hizo una seña con el mismo revólver invitándonos a salir.

Salimos en grupo con la mayor diligencia posible dejando atrás ese ajuste de cuentas al que no estábamos invitados, caminamos en dirección al Real Felipe; la sirena de un auto policial se oía cada vez más cerca mientras el profesor me hacía prometer que no le contaría dicho episodio a mis padres. 

Esto ocurrió hace 36 años.