jueves, 29 de enero de 2015

MONÓLOGO 101

Es curioso, los que más se quejan del tráfico son los que más lo generan.



domingo, 18 de enero de 2015

MONÓLOGO 100

Un hombre infiel debe ser muy inteligente y tener buena memoria.

jueves, 15 de enero de 2015

MONÓLOGO 99

Un hijo es el mejor curso para ser mejor persona.

viernes, 2 de enero de 2015

A los 40s, 30 son demasiadas

En el feriado de Año Nuevo, luego del almuerzo, en plena siesta fui interrumpido por mi esposa:

- Elmo, ¿puedes llevarlo a pasear para poder terminar de hacer las cosas?
- Claro ... 

Me levanté de mala gana, si en ese momento alguien me hubiera dicho para ir al supermercado que se encuentra a 30 cuadras, a pie, para comprar una máscara del hombre araña, me hubiera parecido la idea más absurda; pero los hechos ocurrieron así:

Elmo: Vamos campeón (dirigiéndome a Elmito).
Elmito: Vamos ... (él nunca pregunta a dónde).
Elmo: ¿Qué vas a llevar?
Elmito: Mi carrito azul (uno de sus regalos de Navidad).

Y salimos. Mi idea era ir a un parque cercano donde pudiera jugar con su carrito a control remoto mientras yo lo observaría sentado en una banca, pero las ideas de Elmito, poseedor de una energía inagotable, eran otras.

Camino a un parque que queda a tres cuadras de la casa, nos desviamos por iniciativa de Elmito y llegamos a la avenida principal, caminamos varias cuadras, yo todavía con la idea de un parque, cuando habíamos caminado unas 10 cuadras puso el carrito al piso y empezó a hacerlo andar con el control remoto, desde ese momento nuestra caminata se transformó en una persecución al carrito, en cada esquina, trataba de doblar para no alejarnos más y poder regresar a pie.

Elmito no daba su brazo a torcer y seguíamos caminando por la avenida principal cuadra tras cuadra, ya me había hecho la idea de que no íbamos a regresar a pie cuando Elmito se detiene y me dice "Papá, vamos al supermercado", estábamos a 4 cuadras y fuimos caminando por la ruta que él eligió.

Entramos al supermercado, Elmito miró algunos juguetes, encontró la máscara del hombre araña, se probó y con la máscara puesta me dijo "Vamos a pagar".

Ya con la máscara fue más fácil convencerlo de regresar a casa, a pesar de que Elmito quería seguir caminando, el hambre también ayudó porque en el camino entró a un local de hamburguesas esperando encontrar una pizza (es su comida chatarra favorita) y al no encontrarla no quiso quedarse.

Obviamente, el regreso no lo hicimos a pie.